Los dientes de leche de los niños y niñas comienzan a caerse a los cinco o seis años, al ser empujados por sus nuevos dientes definitivos.

Estos nuevos dientes son más grandes que los anteriores, por lo que no siempre están bien posicionados o no tienen espacio suficiente para colocarse correctamente y salen “por donde pueden”.

En algunos casos, los dientes pueden crecer torcidos, pero cuando se desarrolla el hueso máxilofacial y se completa, se van alineando un poco por sí mismos.

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